Sin Djalminha, pero con 7000 coruñeses en El Sardinero, los de Irureta no pasaron del empate a ceros. El 19 de mayo del año 2000, el RCD Espanyol visitaba un Riazor hasta la bandera, lleno de colorido, de euforia contenida. Los policías de San Francisco eran en su mayoría descendientes de irlandeses de clase trabajadora a los que les disgustaba la creciente cantidad de gais inmigrantes, así como la dirección liberal (progresista, en el sentido estadounidense del término) del gobierno de la ciudad.