La explosión del francés fue tardía pero irrumpió en el fútbol como uno de los centrocampistas más elegantes de la historia. Pero lo que verdaderamente constituye la diferencia no es tanto el saber como la experiencia de la práctica: la opinión de una mujer sobre fútbol no puede convalidarse por no haberlo practicado. Sus controles, regates y maniobras con el balón coincidían con el oportunismo de una estrella que siempre solía aparecer en las grandes citas.